El vuelo del Sapo y el mono

Para los niños en su día, un homenaje a Gustavo Roldan.

El vuelo del sapo y el mono.

-¡Qué ganas de volar que tengo!- dijo el sapo.

El mono, que estaba buscando frutas en las ramas bajas, lo oyó.

-Pero Don Sapo ¿Usted sabe volar?

-Eso ya lo discutimos hace un tiempo. Pero si quiere lo invito a que me acompañe para que vea.

-Desde ya que acepto, Don Sapo. ¿Qué hay que hacer?

- Para empezar súbame a su lomo y vamos para el árbol más alto del bosque.

Y fueron los dos. Al llegar el sapo le pidió al mono que subieran hasta lo más alto del árbol. Desde allí, los dos vieron el techo del bosque y la inmensidad del cielo.

-Qué hermoso, Don Sapo ¿Qué hacemos ahora?

-Esperamos.

Y esperaron. Estaban tan altos y la rama era tan delgada que se mecía con el viento. A lo lejos se veían dos puntos que se fueron acercando.

-Esos son el señor y la señora Halcón ¿Cómo vamos a volar con ellos por acá? ¿Y si nos atrapan? ¿Qué hacemos ahora, Don Sapo?

-No se preocupe, mi amigo. Esperemos.

Y esperaron. Mientras miraban a los halcones ir y venir en círculos por el cielo. Elevándose en las corrientes cálidas, cayendo en picado uno alrededor del otro. Enredándose y entrelazándose con el sol y las nubes.

Mucho rato estuvieron viendo a los halcones perseguirse y acariciarse en su danza de cielo. Finalmente el sol descendió, incendiándose el bosque de oro. Los halcones se fueron a su nido. El sapo y el mono se quedaron un rato más en silencio. Cuando subió la primera estrella el mono descendió y puso con cuidado al sapo en el suelo.

-Qué lindo que es volar, Don Sapo.

-Ha visto, mi amigo. Otro día lo hacemos de vuelta.

-Delo por hecho, Don Sapo- Dijo el mono y los dos se fueron a soñar nuevos vuelos.